Aspiro a que estas palabras sean ininteligibles, porque lo que busco es precipitarme al fondo del abismo. Infierno o cielo, ¿qué importa? Hay que ir hasta el fondo de lo desconocido para encontrar lo nuevo.

martes, 6 de diciembre de 2022

Casi pierdo la esperanza de estar vivo


Perdóname este amor que se duerme como niño entre tus venas,
arrullado por el canto de tu sangre que es el temple de mi estirpe…
melodía que se crece de sencilla pa’ nombrarte hasta la médula
cuando la noche camina entre fulgores de estrellas y distancias bien servidas
agarrada de la mano de tu sombra como un ángel de la guarda que te cuida.

Me arrodillo en la tierra bendecida de tu mente donde puse mi semilla,
sagrado ha de ser el fruto de ese árbol que te crece y respira tus secretos
mudando –hoja por hoja- con el murmullo de un rezo aquellos sueños sin tiempo
que entre puebladas de espejos y la suma de silencios                                                                                    -en los bordes del deseo-
se va soñando tu vida.

Ya ves,
me voy rindiendo a lo eterno cuando te escucho invocándome.
Clavo la luna en tus ojos para ver en ellos mi cielo,
tejo en tus labios la brisa para en un beso de ternura poder remontar mi vuelo.



No espero más de la vida ni -por nombrar- de la muerte
que el filo de mi perfume que corta la pretensión de los vivos 
y me bendice la suerte,
me basta el aliento dulce de mi boca pa’ iluminarte las noches y consagrarte el camino
con la ilusión que te bordo con los hilos de este tiempo que entre tus manos es coraza
para alejar a esos cuervos que madrugan de perdidos por el umbral de tu casa.

Casi pierdo la esperanza de estar vivo
cuando la duda te roza como alimaña maldita que socava mis raíces.
Pero soy si tú lo dices…
si en tus ojos logro verme puedo reírme del mundo como amante enloquecido,
si tú me sientes yo digo
la verdad de nuestra historia donde lancé -entre soberbias del viento-
como un guerrero, mi grito. 

Amor…
perdóname este amor que entre tus venas se duerme, quedamente, como un niño. 

Esteban D. Fernández
Del Poemario: "De lo que fue dictando un sueño"

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