Tetraktys
¿Para qué hablar del modo?
¿Acaso luce el sello que te estampa en la frente
una estrella que aúlla su luz a mediodía?
El cielo se inclinaba para abarcar tus ojos,
pero qué inmensa lumbre cegaba la mirada
echada a la intemperie.
Vecindarios de sombras
fundaban sus misterios de amotinado oleaje
(no hay piedad en la tormenta
que se viene anunciando como cuerno de caza)
¡Qué lejos el santuario para guardar el fuego!
Cómo apocar al viento, su ímpetu de ala.
(Cada intento de vuelo
fue un arreglo de cera ascendido a lo bajo.
Mil pétalos de loto no expiarán siquiera
de una llama, su entraña).
Y te percibo huérfana de ti, ya de tan lejos.
Salvajemente amada.
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