Aspiro a que estas palabras sean ininteligibles, porque lo que busco es precipitarme al fondo del abismo. Infierno o cielo, ¿qué importa? Hay que ir hasta el fondo de lo desconocido para encontrar lo nuevo.

jueves, 14 de septiembre de 2023

Te ha anunciado la estrella


Te ha anunciado la estrella.
Tú no puedes morir.

Te irás por un vergel con un séquito de pájaros, de extraños y de ángeles,
por un largo camino,
como aquel que se aleja llevándose consigo un trozo de ciudad,
de curso de algún río, de monte, de collado.
Te irás como quien pisa un trillo venenoso al que siempre domina,
como quien ve a trasluz el fondo oscuro de las aguas y sabe dónde pisa.

Tú no puedes morir.

Vendrás de mar en mar.
Por sobre las corrientes que hacen de la sal un preciado botín en época de hastío,
con vocación de permanencia,
y abiertos los sentidos para el baile nupcial del cuerpo con la brisa.
Vendrás con los rasguños propio de los regresos,
como un náufrago perdido en alta mar que al fin se deja arrastrar hacia su orilla,
con una piedra negra entre las manos y desprendiendo fulgores azules de la risa.

No han faltado milagros en tus ojos.

Te entrego mi ración de toda la partida, de todo el juego,
la relación exacta de las fichas –sensibles a las variaciones del azar-
para que celebres, con la luna, los ritos más propicios de tu magia:
ese hechizo como de encanto que se vuelve para regatearle a la noche sus misterios:
esos sueños a medio despertar en otros sueños.


Pero vendrás:
con la mirada entrenada de quien guarda distancia según sea el instante,
ordinario o sublime,
con las mismas manos de partir el pan, el caudal de la niebla, la prebenda del cielo,
con el aviso del lucero que anticipó su luz en dos lugares diferentes.

Tú no puedes morir.
Porque siempre habrá una mano que se adelante al juego de tu mano,
un talismán reconociendo tu destino de tenaz pertenencia,
un testigo invisible que aspire tu nostalgia de una tierra extranjera,
un sueño con su aureola de sibila doméstica.

Tú no puedes morir.
Te ha anunciado la estrella.

Esteban D. Fernández
Del Poemario: “De lo que fue dictando un sueño”

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