Vuela mi mirada, vuela…
Cuando te veo dormida allá en la curva del tiempo,
asumo en mis pasos las huellas de tu cansancio
y se me hace lágrima limpia tu inocencia.
Amor,
cuando te duele la vida, cuando te duele…
cuánto daría por borrarte todas las trampas si con mis guerras bastara,
limpiaría tu camino de todos esos ardides que va sembrando la noche,
le daría vuelo a tus alas en un viento suave… bueno,
y plasmaría la historia del vuelto de la distancia
sobre un cruce de fronteras.
(Luna bruja,
cuando se va tu sonrisa mataría con mi furia a quien te da la tristeza).
Ya ves…
lanzaría una plegaria
si mis ojos alguna vez -en un amago de creencia- apuntaran a lo alto.
Pero no soy de creer
más que aquellas certezas que en razón a la verdad
me van diciendo tus manos.
Esteban D. Fernández
Del Poemario: “Desde la amante sombra”
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