Mi patria está en tus ojos.
Ándate cerca, mi amor.
Mira que tu mirada tiene el revuelo de una noche
en la que ninguna luna se ha rendido jamás.
Y yo he venido a buscarte.
Porque eres de mí
como la procesión del cielo en un espejo
en el que nunca nadie se ha mirado.
Porque soy de ti
como el hechizo dictado de lo alto
por los emisarios callados de mi instinto
que te vaticinan -a solas y en secreto-
lo soñado.
Cuando me miras se hace el alba
y me vuelvo batalla de besar.
Y soy ese guerrero al sur de tu garganta
luchando los caminos y ríos sin orillas
por la geografía idealizada de tu piel.
Entonces…
escarbo las raíces del recuerdo con mis manos,
y robo tus memorias con el fin de derrotar
a todos mis relevos: los vivos y los muertos…
deshago lejanías, invoco tu locura,
me asumo allí en tu vientre,
y sofoco el fuego de la ausencia con mis labios.
Ándate cerca, mi amor.
Que yo he venido a buscarte.
Esteban D. Fernández
Del Libro de Poemas: “Desde la amante sombra”
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