Se nos acaba el tiempo, amor.
No es suficiente un sueño para cambiar el rumbo,
por más que cruces, lúcida, la encrucijada del camino.
Te esperan otras puertas,
emboscadas de sombras que invierten la distancia
sin que sea posible huir del mismo punto.
Y ahora… ¿dónde estás?
¿Acaso no extrañas aquel amanecer abierto tan sólo para ti?
Mi mundo era tu mundo.
Yo entreabrí la pregunta con un signo que es casi una leyenda.
Yo convertí los muros que obstruían tu paso
en los frágiles vidrios que hoy puedes romper con la mirada.
No espero que me entiendas…
porque por más que destrozo los límites marcados por los hombres,
la ciega superficie de un espejo me opaca.
Pero siempre renazco…
porque he puesto a tus pies las respuestas a todas esas dudas,
que te hacen humana.
Esteban D. Fernández
Del Libro de Poemas: "Desde la amante sombra" (2020)
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