Tu mente es tierra de besar…
geografía de un mundo interminable al que llego
con un susurro de lo alto.
Mi luz de ángel te bendice en el cielo de tus sueños,
y ante tus ojos me hago cierto,
tan real, como nervadura de fuego en las entrañas.
¿Cómo decir el sitio exacto donde me nombras?
Y aquí estoy… tan sutil, tan posible, tan amado…
como visión que se adueña de cada latido de tu pecho.
Vuela, leyendo siempre el infinito, vuela…
así como mi ánima aletea por los trillos de tu boca
para buscar tu contacto y ser tangible en tus labios.
(En ese lugar que amabas ahora está atardeciendo)
Y allí te espero…
en el sudor del amor que nos quedó en la nostalgia,
en el recuerdo nuestro del futuro…
en el perfume del viento
que trae puesto hasta tus manos mi atavío de fantasma,
y en el paso hacia mi mundo que es tu puerta del desvelo:
allí te espero.
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